Existe bastante confusión sobre el papel de distintas variedades de té como herramienta para prevenir, e incluso curar, el cáncer.
Desde luego nosotros no pretendemos sentar cátedra, pero sí queremos resumir la información que hemos estado estudiando a lo largo de los años y que tiene que ver con los efectos de la ingestión de té en el desarrollo de procesos cancerígenos o tumorales. Es una reflexión sobre té y salud que llevábamos tiempo queriendo hacer para poner las ideas en orden y compartir nuestros pensamientos con nuestros lectores.
Por lo tanto, no nos hacemos responsables del uso que se haga del té ni de las esperanzas puestas en su consumo para curar, paliar o evitar el cáncer. Recomendamos a nuestros lectores que hagan caso a sus médicos, que son profesionales, y no a lo que lean en cualquier sitio web.
Una pequeña introducción saludable
En la comunidad médica se acepta que la alimentación influye grandemente en la prevención de diferentes tipos de cáncer. Los hábitos de consumo poco saludables, los alimentos procesados, los productos artificiales (conservantes, colorantes, aglutinantes) añadidos a los alimentos y otros factores pueden favorecer la aparición de enfermedades, entre otras de cáncer.
Pero parece ser que los estudios en los que se basan estas conclusiones se centran en los alimentos sólidos. Podemos disfrutar de más salud si consumimos fruta y verdura en cantidades adecuadas y dejamos de lado los alimentos procesados, pero ¿qué pasa con las bebidas? ¿Es más o menos saludable tomar agua o té, té o café, café o refrescos? Los estudios del efecto de algunas bebidas sobre el cuerpo humano se han limitado tradicionalmente a las bebidas alcohólicas.
Afortunadamente, en las últimas dos décadas se ha prestado más atención a otro tipo de bebidas. Últimamente oímos en todas partes que el café tiene un efecto antioxidante y que es bueno para el cerebro. Pues bien; también se estudian los efectos del té en la salud. ¿Cómo podría ser de otra manera, si es, aparte del agua, la bebida más consumida del mundo?
Algunas observaciones concluyen que la incidencia de algunas enfermedades, entre las que destacan el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, es sustancialmente menor en los países con mayor costumbre de tomar té que de tomar café. A mediados de los años 1980 la investigación científica empezó a prestar atención a lo que hasta ahora era simple observación y se comenzaron a estudiar los efectos beneficiosos del té sobre la salud.
La investigación al principio se centró en el té verde, porque era este el más consumido en las poblaciones con menor incidencia de cáncer y problemas coronarios. Sin embargo, teniendo en cuenta que tradicionalmente el té más consumido en el mundo occidental es el té negro, algunos científicos empezaron también a estudiar esta otra variedad.
Estudios para todos los gustos
Hay más de 3.000 estudios de investigación sobre el papel del té y sus componentes en distintos tipos de cáncer. Es difícil para alguien no científico desenmarañar toda la información disponible, pero vamos a intentar resumir algunos de los datos que se desprenden de ellos y de otros estudios más generales.
Aunque todavía son pocos los estudios que comparan el té verde con el té negro, la mayor parte de la investigación llevada a cabo en uno u otro da como resultado que el té es una bebida saludable y puede ayudar a prevenir el cáncer.
El principio básico tras los beneficios del té es la cantidad de antioxidantes que aporta al organismo, y que contribuyen a contrarrestar el efecto de la oxidación celular. Estos antioxidantes se encuentran en los polifenoles, que suponen aproximadamente un tercio del peso de la hoja seca.
Según un estudio hecho sobre mujeres, aquellas que consumían el equivalente a dos tazas y media de té al día redujeron su riesgo de cáncer rectal en un 60%, comparado con las que bebían menos de 1,2 tazas diarias. [fuente]
Otro estudio llegó a la conclusión de que los bebedores de té tienen un riesgo de padecer cáncer de colon un 42% menor que los que no beben té. Los hombres participantes en el estudio que bebían más de una taza y media de té al día resultaron tener un 70% menos de riesgo de cáncer de colon. [fuente]
Un tercer estudio demostró que los participantes que bebían té negro con hielo y peladura de cítricos tenían un riesgo 42% menor de sufrir cáncer de piel. [fuente]
Por último, otro estudio de los mismos autores llegó a la conclusión de que el consumo de té negro caliente se asociaba con un riesgo significativamente menor de la forma más común de cáncer de piel, el carcinoma espinocelular. [fuente]
Prevención sí, pero… ¿y la cura?
Aunque según todos estos estudios y más el té demuestra tener propiedades preventivas del cáncer, hay muy pocos datos sobre su capacidad para detener sus progreso una vez ha aparecido la enfermedad.
Aun así, un estudio piloto en Italia concluyó que un suplemento de 600 mg de polifenoles de té verde reducía en un 90% en comparación con el placebo el progreso de la neoplasia intraepitelial de próstata en 30 pacientes con este cáncer.
De todas formas, los mecanismos por los que el té parece afectar beneficiosamente a la salud en lo que al cáncer y su prevención se refiere todavía no se conocen con precisión, por lo que es difícil hacer afirmaciones categóricas al respecto.
La salud como filosofía de vida
Además existe la cuestión de si el consumo de té es beneficioso por sí mismo o por la ausencia en el mismo sujeto de otros carcinogénicos, como el tabaco o el alcohol. Estadísticamente se ha asociado el consumo de té verde con la reducción del riesgo de padecer cáncer esofágico tanto en hombres como en mujeres que no consumían alcohol ni tabaco. También se ha observado que la ingesta de dos tazas de té verde al día resultaría en un descenso del 20% en el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, pero este efecto era más pronunciado en no fumadores que en fumadores. ¿Es la vida sana la que hace a los sujetos ser menos propensos a padecer cáncer, o lo es el té, o la combinación de ambos factores?
En definitiva, aunque hay muchos estudios y algunos parecen ser muy prometedores, aunque solo sea estadísticamente, no debernos confiar nuestra salud a un solo factor. La moderación en todo, hacer ejercicio, no fumar y no consumir alimentos procesados es la mejor prevención. Si a esa vida sana unimos el placer de tomar té, nos estamos poniendo en el camino de la felicidad.